jueves, 24 de diciembre de 2009
A ÚLTIMA HORA
Antes de que cada cual se vea sumergido en el maremagnun de comidas, cenas y ágapes varios, una nota por si alguien se le ha ido pasando el tiempo y tiene que obsequiar a sus anfitriones. Tirad de botellita de vino, que es un recurso fácil y siempre elegante y más con este pedazo de vino: ALTOS DE INURRIETA, de la bodega Inurrieta en Navarra. Botella imponente, precio contenido para ser un reserva (sobre 15/20 euros) y está absolutamente bueno, de esos que según lo bebes sabes que está bien hecho (equilibrado que dicen los expertos). Los que reciban tu regalo, te van a recordar por él. Salud.
sábado, 19 de diciembre de 2009
SIN CASERA NO COMO
El título es broma, of course. Pero viene a colación por que desde hace un tiempo me peleo con la sensación de que no es tan fácil encontrar vinos que cumplan la siguiente misión: beberlos a diario. Parece una tonteria, por lo que acotaré el objetivo y sus condicionantes. Me gusta comer con una copa de vino, luego no me voy a beber una botella al día. No todos los días son fiesta, luego tengo que asignar un umbral aceptable para mi concepto de "vino de mesa", que yo cifro alrededor de 3 euros. Y por supuesto, y esto es lo más díficil, tiene que estar bueno. ¿que es estar bueno? pues dejando de lado otras vertientes de la vida, lo definiremos por su opuesto, es decir, no puede ser ni anodino en sabor, ni aguado en textura, ni anónimo en olor.
Mi padre me trajo el otro día unas botellas de Toro, y ayer abrí una, CERMEÑO 2008, de la bodega Covitoro. Qué grata sorpresa. Con las patatas a la riojana que habia sobre la mesa no podía haber en ese momento nada mejor. Un vino joven, hecho con tinta de toro, que tiene ese saborcillo tan suyo, tan de Zamora, sencillo y contundente. Perfecto con los platos de otoño-invierno, al calorcillo del hogar. Y tan contentos con los pequeños placeres del día a día. Salud.
Mi padre me trajo el otro día unas botellas de Toro, y ayer abrí una, CERMEÑO 2008, de la bodega Covitoro. Qué grata sorpresa. Con las patatas a la riojana que habia sobre la mesa no podía haber en ese momento nada mejor. Un vino joven, hecho con tinta de toro, que tiene ese saborcillo tan suyo, tan de Zamora, sencillo y contundente. Perfecto con los platos de otoño-invierno, al calorcillo del hogar. Y tan contentos con los pequeños placeres del día a día. Salud.
domingo, 13 de diciembre de 2009
CON EL NÚMERO UNO...
Ya lo había bebido un montón de veces, pero el otro día lo compré para tener en casa y surgió una oportunidad para beberlo casi de inmediato. Prado Rey Roble 07. La ocasión era una cena con amigos, ellos y ellas, y la prueba era dura porque había comida china en la mesa. Este vino es un tinto con buena pinta desde el primer momento: la botella tiene prestancia, con corte moderno, limpio, vamos que queda bien encima de la mesa. El color es vivo y huele a gloria. Y este olorcillo le viene de la palabra "roble" en la etiqueta, que es un truquito muy útil para nosotros consumidores, porque significa que le han dado una manita de madera pasandolo un tiempo por barricas, suficiente para que coja aromas y sabores más ricos que un vino joven pero menos que un crianza y todo esto con una ventaja indudable para las cenas de amigos, dónde van a caer más de una y más de dos botellas: que el precio baja. Tienes un Ribera que apunta maneras por la mitad de un crianza, (la botella anda por los 6/7 euros), que está más que bueno y hasta te olvidas de la comida china. Qué bien nos hubiera venido un lechazo... Salud
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